viernes, septiembre 26, 2008

Regresando desde más allá de la cúpula del trueno

Munecas: Sé que es posible que yo, el gran Tony Goodfella, haya zarpado hacia los confines de sus más lujuriosos recuerdos y me haya mantenido en en flagelo del más frivolo de los anonimatos... "¿Qué estuvo haciendo allí?", se estarán preguntando ustedes, fieles munecas al Amor Goodfella.

He aquí la respuesta: Fue tal el efecto que causó la misión de llevar mi mensaje de Amor Goodfella, que un sinnúmero de munecos aprendieron las misteriosas, pasionales y desenfrenadas artes del amor, de modo que por el lapso que encierra un parpadeo, un luminoso rayo que perfora la razón, creí verme perdido dentro de esa sombra que muy bien supe proyectar para cubrir de sabiduría pasional a todos mis pupilos. Es por eso que al mejor estilo Jean-Baptiste Grenouille, decidí aislarme para lograr ese tan anhelado punto de luz que me ofreció ese inminente momentum catártico que me reveló nuevas estratagemas y maniobras que para muchos bien podrían entrar dentro de la dimensión de lo inconmensurable.

Munecas, sólo sepan que el Tony Goodfella de ahora es más consciente y valora más muchas cosas que al principio no tenía. Ahora cada gesto de una muneca, cada envio de amor, cada sonrisa, hará que el corazón les explote como una psicodélica supernova de amor y pasión.

Y recuerden, munecas, incluso en mi regreso, si tú luces bien, Yo luzco mejor!